Pero me estoy desviando. Sí, bebo sangre humana. Sin el sustento que

Ah, vuelvo a salirme de la cuestión. Sangre, sí, sangre. Puedo sobrevivir con sangre de animales (casi todos podemos, menos los más viejos), pero esta dieta no es agradable. No, todos queremos beber de las mejores cosechas, pues de lo contrario pasamos todo el tiempo con un embotamiento en las tripas que nunca desaparece. Además, diría que se pone peor cuanto más hambre tienes; es probable que un vampiro que haya pasado demasiado tiempo sin alimentarse demuestre falta de autocontrol.
Hay otros indicios fisiológicos que revelan mi condición.

En términos legos, ya no soy humano. A todos los efectos soy simplemente un cadáver andante que se alimenta de sangre, idéntico a cualquier ocupante de una morgue salvo por el hecho de que me muevo. Reservo las delicadezas como calentar mi piel y parpadear para cuando estoy en compañía, como la tuya.
Dame las gracias, querida. Mantenerme con este fresco aspecto de rosa para ti me está constando más de lo que imaginas.
Ah, volvemos a la investigación de sangre,

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